abril 2023

¿Es fácil amar?

Ágape es uno de los tipos de amor definido en la Grecia antigua. Es un símbolo del amor desinteresado que se extiende a todas las personas, ya fueran familiares o extraños. Ágape se tradujo posteriormente al latín como cáritas, que es el origen de nuestra palabra caridad.

En mi opinión, lo más importante que podemos reflexionar sobre el amor son las acciones específicas y concretas que nosotros podamos hacer en cumplimiento con este sentimiento. Todas las grandes religiones y filosofías —absolutamente todas— coinciden en que el amor es el principio más importante en la creación. La creación está hecha por amor, de modo que es una vibración propia del proceso creativo. No hay religión ni corriente filosófica o espiritual que no lo sostenga o no lo diga. Y sin embargo, la humanidad permite que haya tanto odio, tanta violencia, tanta animosidad, tanto crimen, tantas muertes, que a principios de este siglo cada día mueren 35.000 niños. Son cosas que no calzan con las creencias que la gente dice sostener.

Yo creo que una de las razones fundamentales es que es bastante fácil declararle el amor a Dios. Porque como Él está en otra realidad trascendente, intangible para nosotros, es fácil decir “yo lo amo”. Es fácil ir a un templo, practicar algo, hacer una oración y decir “lo amo y Él me ama”, atribuirse que a uno Él lo ama. Pero la realidad es que las cosas no funcionan así, de lo contrario el mundo sería muy distinto. Tal vez lo principal es que uno tiene que realizarlo y practicarlo con las personas que a uno le rodean.

También es fácil lamentarse de lo que pasa en otra parte del mundo, emocionarse con una película, simpatizar con lo que vemos en televisión por lo que le sucede a alguien, pero en la casa o en el trabajo o con los vecinos se tiene otro comportamiento muy distinto, porque esa persona está quizás demasiado cerca y molesta.

Creo que mientras sea así, es una emoción externa. Uno tiene que demostrar el amor con acciones concretas con las personas que están al lado de uno. Uno no puede arreglar los males del mundo, pero sí puede poner una cuota de amor y de servicio a la gente que está cerca, a la que le caiga bien y a la que le caiga mal, a quienes lo quieran y a quienes lo odian. Sobre todo, con quienes le caen mal y a quienes le odian. Eso es lo más importante. Las acciones de amor y servicio se demuestran en esos pequeños actos. Tampoco en las grandes ceremonias y declaraciones, sino que en los pequeños gestos y en las pequeñas acciones.

Las simples labores administrativas se pueden convertir en una gran acción de amor. El preparar, por ejemplo, unos correos es un puro gesto de amor y de servicio. Y si se pone amor en eso, estoy convencido que esas vibraciones van allí, y puede llegarle a una persona en el momento más oportuno, más necesario, ya sea en este tiempo presente o en el tiempo futuro. Por ejemplo, alguien recibe hoy un mensaje nuestro y le impacta, le gusta y se siente emocionado porque recibió comunicación de su organización o de un amigo o de un hermano. Y otras veces, no tiene tiempo, está preocupado de otras cosas y la deja por ahí. Y pueden pasar días y semanas y se encuentra como por casualidad con un mensaje o con alguna información y justo entonces es su momento de apreciarlo.

Creo que el mundo y nuestra sociedad necesitan mucho de personas y organizaciones que entreguen amor.

Hay una oración que damos a conocer que dice en una parte: “Amor a todos los seres, al este, al norte, al sur, al oeste, arriba, abajo; amor a todos los seres.” Quiere poner énfasis en eso, que se trata de amar a todos sin distinción. Es natural que simpaticemos más con unos, sincronicemos más con otros, pero no deberíamos negar una ayuda solidaria, una palabra de aliento, de estímulo, un mensaje positivo a todas las personas. No cuesta gran cosa y esa palabra de aliento y de estímulo puede obrar milagros en alguien. A veces se recibe en el momento más oportuno, más necesario.

Sergio Valdivia C.

Rector del Instituto Internacional Círculo Aleph

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¿Cómo tomar rápidamente la decisión correcta?

Si tienes que elegir una alternativa para un proceso importante, ¿cuál es tu proceder? Es importante que te observes para conseguir mejores comportamientos al tomar decisiones.

Hay muchas personas que les cuesta tomar una decisión. Emplean mucho tiempo en cavilaciones antes de elegir una opción. Cuando finalmente toman una, suele suceder que estén constantemente pensando que tal vez era mejor haber tomado otra alternativa. Muchas, incluso, dejan el proceso en que estaban y recomienzan de otra manera. Esto, si es que la oportunidad sigue todavía vigente. A veces, el tiempo pasa y la oportunidad se pierde.

Es conveniente que analices razonablemente las opciones que se te presentan. Luego, elige la que mejores posibilidades presente, sin esperar que alguna cuente con un resultado garantizado, pues no existe en nada una seguridad total. Y comienza a actuar sin dejarte distraer por las otras alternativas. Si ya elegiste una, termínala (a no ser que percibas un inminente fracaso).

Si comienzas algo y lo llevas a término, siempre será exitoso, no importa el resultado final. Si obtuviste lo que deseabas, aprendiste cómo hacer las cosas. Si no lo obtuviste, aprendiste un poco más de cómo no hay que hacerlo. Con esa experiencia, en tu próximo intento estarás más cerca del triunfo. Pero si comienzas algo y no lo terminas, nada habrás aprendido pues nunca sabrás en qué habría terminado.

¿Eres indeciso? ¿Te cuesta tomar alternativas? Si es así, es algo que es conveniente corregir o mejorar. Lógicamente hay que darse un tiempo para analizar las opciones que se tienen antes de tomar una decisión. Pero, por otra parte, no es conveniente demorarse mucho, pues las oportunidades tienen un tiempo limitado. Si no se aprovechan, tardarán en volver.

Hay algunas normas básicas que ayudan a tomar mejores decisiones. En primer lugar, hay que decir que no hay una alternativa perfecta: no puedes esperar una seguridad completa. Siempre habrá alguna posibilidad que se presenten imprevistos o aspectos no considerados previamente.

Comienza documentándote en forma tan completa como sea posible. Considera todo lo que puedas obtener que ilustre la situación a la que te enfrentas. No pierdas tiempo divagando o especulando: consulta a los expertos. No sirven de mucho las opiniones de personas que no tengan experiencia en el asunto, por muy amigas que sean.

Luego, haz una lista de las alternativas que descubras. En cada una de las opciones anota los elementos que tienes a favor y los elementos que tienes en contra. Deja de pensar en esto durante un tiempo razonable y vuelve a hacer un análisis. Aquí quizás descubras otras alternativas u otros factores, ya sean a favor o en contra de las opciones que elegiste.

Finalmente, toma la alternativa con más elementos a favor y menos en contra. Tómala con decisión y sin pensar más en las otras.

Sergio Valdivia Correa

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Siempre se puede

Si en sus primeros años de vida no supo aprovechar bien las oportunidades o le costó aprender algo, esto no tiene por qué volver a suceder.

Usted tiene enormes capacidades y potencialidades listas para ser despertadas. Puede transformar su autoconcepto y su autoimagen, “grabados” en su mente profunda, para liberarse de los bloqueos y límites adquiridos alguna vez que le impiden aprender de todo y fácilmente, hasta el último día de su vida. Usted nació preparado para aprender de todo y para gozarlo.

La sociedad actual es muy competitiva y exige de las personas un proceso de superación constante si desean mantenerse vigentes y con un trabajo estable. No basta con haber egresado de sus estudios. Si el proceso de aprendizaje se detiene allí, quedará cada vez más incapacitado para desempeñarse en el mundo laboral.

A veces hay temor de ser capaz de seguir aprendiendo, lo que se debe solamente a bloqueos. Todos estamos capacitados para aprender de todo. Nuestro código genético así lo establece, nuestras neuronas están preparadas para crear nuevos circuitos de comunicación y contamos con la alegría natural del proceso enseñanza-aprendizaje. Lo natural es ser felices aprendiendo. Somos seres en desarrollo psicoevolutivo constante, vamos de menos a más.

La primera solución cuando hay inseguridad para afrontar nuevos desafíos es reflexionar y darse cuenta precisamente de lo que hemos dicho: estamos mental y biológicamente capacitados para aprender de todo en cualquier edad. A partir de aquí, nuestra disposición comienza a cambiar.

Hay que llegar a la mente profunda para eliminar los temores e inseguridades que se quedaron allí. Para esto sirven diversos métodos de reprogramación mental. Por ejemplo, todos los días repetirse frases como: “soy capaz de aprender de todo”, “soy feliz aprendiendo”, “puedo superarme cada día más”, “cada día tengo más seguridad”, etc. Mejor si se acompaña con una práctica de visualización de sí mismo, viéndose con seguridad y desplante, con alegría de aprender. Este es el lenguaje que entiende la mente profunda.

Tenga en cuenta también que el pasado no tiene por qué repetirse. Ahora hay más madurez y comprensión de la vida. Ahora puede aprender más y mejor porque tiene más experiencia.

(Publicado originalmente en el 2007 para una revista de Cali, Colombia.)

Sergio Valdivia Correa

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Cuidado, puedes tener incapacidad para ser feliz.

Salud, trabajo, ausencia de deudas y amor. Una vida que cualquier mortal envidiaría, aunque lo que más llama la atención es que muchos de estos afortunados son infelices. Tenerlo todo no es sinónimo de felicidad. En ocasiones hasta es justo lo contrario. No son pocas las personas que se privan conscientemente de ser felices. Un lujo que no pueden permitirse, ni por educación ni por cultura ni por religión. Es más, muchos de ellos se sienten culpables en el mismo momento en el que experimentan una situación de bienestar, como si se tratase de un pecado capital. Como si socialmente no estuviese bien visto o fuese una reacción egoísta para con los suyos. El mundo debe ser gris para ellos, disfrutar de la vida no está en su hoja de ruta.

Un fenómeno mucho más común de lo que podría parecer que, según ha teorizado la psicoteperauta Marthé Couchevellou, se asienta en el clásico cuestionamiento existencial de ‘quiénes somos’ y ‘adónde vamos’. Un círculo vicioso del que es difícil salir cuando se comprueba que hay otras personas menos afortunadas que uno pero más felices, lo que refuerza el malestar y la frustración por comprobar que el problema somos nosotros, que no sabemos disfrutar de las cosas.

Incapacidad para ser felices

Las raíces en las que se asienta esta “patología”, que nos incapacita para ser felices se remontan mayoritariamente a la infancia. Los niños que han sido educados por padres demasiado exigentes tienen la autoestima baja, se ven condicionados a satisfacer las necesidades de su entorno antes que las suyas propias y, como consecuencia, no fijan el bienestar como horizonte vital, según explica la experta en psicología Isabelle Taubes en Psychologies.

Para ser amados tienen que entregar su vida a los demás. Asimismo, añade Taubes, los “inadaptados crónicos a la felicidad” pueden haber sido educados en un hogar con padres tendientes a la depresión. “Crecen en una atmósfera en la que los padres ven el mundo con gafas oscuras y les trasmiten a sus hijos una visión de la vida en blanco y negro”.

La “adaptación hedonista” como barrera para la felicidad

Todos tenemos derecho a ser felices. Es más, para algunos psicólogos incluso se trata de un deber. De lo contrario, esta inadaptación a la felicidad puede convertirse en una fuente de depresión. Sobre todo cuando se junta con otros síntomas como un sentimiento de vacío existencial, de desánimo y de insomnio.

Nos acostumbramos rápidamente a lo bueno y, como consecuencia, dejamos de disfrutarlo.

Para Couchevellou, la denominada sociedad de la abundancia es un terreno abonado para que se reproduzca este fenómeno. “Hemos heredado de nuestros padres un ideal materialista. Si ellos tuvieron una juventud dura, llena de privaciones e, incluso, hambre, ahora inculcan a sus hijos que la verdadera felicidad es justo lo contrario: el tener sobre el ser, el consumismo y lo material como forma de desarrollo vital”, lamenta la psicoterapeuta. Como consecuencia, cuando se ha logrado todo en la lista (la casa, el vehículo, el perro, el smartphone…) creemos que ya hemos colocado los pilares de la felicidad. Craso error. Se confunde lo accesorio con lo vital.

Estos clichés no ayudan a la autorrealización personal. Se trata de lo que algunos psicoanalistas denominan el complejo de Papá Noel en los adultos: todo el mundo puede tener todo. Una ilusión o pulsión que, a la larga, acaba atrofiando la capacidad para disfrutar de las cosas y de la vida en general. Una disfunción que se denomina “adaptación hedonista”, por la que nos acostumbramos rápidamente a lo bueno y, como consecuencia, dejamos de disfrutarlo.

¿Qué hacer para recuperar felicidad?

Desde la psicología positiva se han desarrollado metodologías para combatir este estado de insatisfacción constante derivado de la “adaptación hedonista”. Evitar las rutinas, salir de la monotonía, diversificar y multiplicar las actividades diarias, mentalizarnos de que podemos perder lo que tenemos para cuidarlo y apreciarlo. Sin embargo, cada uno es diferente y las soluciones universales para alcanzar la felicidad no existen. Debemos de ser nosotros quienes busquemos activamente la felicidad pues nunca nos vendrá regalada por sí misma.

Es conveniente liberarse del pasado y de esos condicionamientos adquiridos que impiden disfrutar la vida. Hay métodos rápidos de reacondicionamiento de la mente para cambiar la perspectiva de la vida.

Sergio Valdivia C.

Audios de programación mental para recuperar recuerdos felices

Audio de reprogramación mental para recuperar recuerdos felices.

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Mente y cuerpo

En los últimos años la ciencia ha establecido de manera contundente que el cuerpo se ve afectado por los pensamientos y creencias del individuo. Ya no sólo el estrés como un factor determinante en la salud, sino también el pensamiento positivo y las creencias como capaces de activar una respuesta de sanación, algo que ocurre de manera frecuente con la toma de un placebo. En este sentido la ciencia llega al último a algo que era evidente para la experiencia común o para la sabiduría popular.

Uno de los panoramas más completos de la sanación mente-cuerpo (mind-body healing en inglés) ha sido realizado por la periodista científica Jo Marchant, quien acaba de publicar el libro Cure, en el que no sólo revisa diferentes estudios científicos, sino que entrevista a personas que han experimentado la sanación facilitada por el pensamiento y experimenta ella misma con técnicas y nueva tecnología que está poniendo esto en práctica.

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Marchant concluye que existe evidencia científica que sustenta el poder de sanación del pensamiento. Ejemplos de esto van desde evidencia de que la hipnosis es altamente efectiva para sanar el síndrome del intestino irritable, estudios que correlacionan la longitud de los telómeros (los extremos de los cromosomas) y el estrés percibido en el paciente o la fascinante capacidad que tiene el juego de realidad virtual Snow World para disminuir el dolor en pacientes que han sufrido severas quemaduras. En este caso, los pacientes utilizan una interfaz de realidad virtual para navegar un paisaje de hielo y realizan algunas acciones como tirar bolas de nieve a pingüinos y hombres de nieve. Al focalizar la atención del cerebro en la nieve se produce una disminución del dolor de entre 15% y 40%, a veces superando lo que logran fuertes analgésicos. Otro caso fascinante es el de las pastillas de placebo que son tomadas sabiendo que son placebo y aún así funcionan.

Lo que convenció a Marchant, sin embargo, de la realidad del efecto mental de sanación, fue encontrar una función evolutiva para la influencia de la mente en la salud: Actualmente existen diversas líneas de investigación que sugieren que nuestra percepción mental del mundo constantemente informa y guía nuestro sistema inmune de una forma que nos permite responder mejor a amenazas futuras. Ese fue el momento «Eureka» para mí en el que la idea de una mente entrelazada con el cuerpo de repente hizo más sentido desde una perspectiva científica.

La respuesta de sanación mediada por el pensamiento parece operar en el sentido contrario que el estrés, el cual está asociado con la tensión mental (la primera opera a través de la relajación). Mientras que sabemos que el estrés tiene la función evolutiva de protegernos del peligro, al colocarnos en el famoso modo «huir o luchar» (el cual es cronificado por amenazas invisibles sostenidas por la creencia de la mente), es menos evidente, desde la perspectiva de la ciencia, la función evolutiva de la propiedad de autosanación que tiene la mente humana. Dice Marchant:
Los investigadores actualmente han descubierto que las creencias positivas no sólo funcionan mitigando el estrés. Tienen un efecto positivo también –hacernos sentir sanos y salvos, o creer que las cosas se resolverán positivamente, parece ayudar al cuerpo a preservarse y repararse… El optimismo parece reducir los niveles inflamatorios producidos por hormonas como el cortisol. También parece reducir la susceptibilidad a la enfermedad al reducir la actividad del sistema nervioso simpático y estimular el parasimpático. Este último gobierna lo que se conoce como la respuesta de «descansar y digerir», lo opuesto a la respuesta «huir o luchar».

De aquí podemos inferir algo bastante sencillo, que la mente es la gobernadora o directora del cuerpo y al relajarse y dejar de enviar un exceso de energía a ciertos puntos del cuerpo éstos pueden descansar y repararse de manera natural. Algo que es difícil de determinar actualmente es si la dirección o el énfasis del pensamiento que parece acarrear una cierta energía o al menos un contenido de información que se transduce como un trabajo o una acción corporal  —puede, por así decirlo, «colorear» la reacción que se produce, es decir, conlleva una cierta nota cualitativa en su focalización. Esto significaría que la sanación no sólo se produce por la retirada de la tensión mental que inundaba o bloqueaba el funcionamiento de un sistema u órgano específico, sino también por el efecto positivo de un tipo de concentración. En otras palabras, ¿es la ausencia de tensión la que produce los beneficios de salud o existe también una acción positiva capaz de activar una respuesta que no necesariamente existe como consecuencia de la ausencia de estrés?

En primera instancia la medicina moderna no estará dispuesta a aceptar que el pensamiento dirige un flujo de energía de sanación, a lo mucho entenderá el efecto del pensamiento como detonando la secreción de un cóctel de neurotransmiores, ya sean excitatorios o inhibidores (de una manera un poco reduccionista los inhibidores serían los relacionados a una respuesta de sanación). En la medicina china, sin embargo, existe el concepto de «qi», la energía vital de la cual depende el organismo en su totalidad para su buen funcionamiento. A grosso modo el «qi» circula por el cuerpo a través de la sangre —así es como funciona la acupuntura; sin embargo la filosofía taoísta considera que el «qi» puede dirigirse a través de la intención, esto es lo que se conoce en el qi gong como «dao yin», la dirección consciente de la energía (se dice que donde está la atención está la energía).

Marchant apunta a que el pensamiento tiene una función moduladora del sistema inmune, lo cual significa que nuestro sistema de defensa, el cual se extiende por todo el cuerpo (aunque tiene su mayor concentración en la pared intestinal, ligado a nuestra flora intestinal y al llamado «segundo cerebro» o sistema neuroentérico), no es un órgano que funciona de manera automática, sino que es sensible a nuestra percepción del mundo, a nuestra agencia. Nuestra percepción, como también nuestras bacterias, entrenan a este ejército de células y las ponen a punto para desplegar de manera efectiva sus recursos. Una mala percepción sobre un potencial enemigo puede hacer que incendiemos nuestra aldea como estrategia de sobrevivencia para detener que siga avanzando el enemigo, cuando quizás ese enemigo hubiera sido fácilmente detenido en la primera línea de combate.

Quizás estemos en los comienzos de un cambio de paradigma, aunque será difícil superar la presión de las grandes farmacéuticas que determinan los métodos de tratamiento que son validos y que dependen (y la economía con ellas) del constante aumento de enfermos crónicos. Marchant, sin embargo, considera que los datos demuestran que en el caso de algunas condiciones médicas existen métodos de tratamiento menos costosos y problemáticos, con menos efectos secundarios y riesgos de adicción, basados en este principio de sanación cuerpo-mente.

Es fácil notar para cualquiera que investigue la literatura médica o que se observe a sí mismo detenidamente que nuestro estado de ánimo y los estímulos del medio ambiente tienen efectos a nivel celular y son tanto o más importantes para nuestra salud que nuestros genes. El trabajo del profesor de medicina de UCLA Steven Cole va en este sentido. Cole ha notado que el nivel de satisfacción y significado que tenemos en nuestra vida está asociado con el funcionamiento de nuestro sistema inmune: «La vieja forma de pensar era que nuestros cuerpos eran entidades biológicas estables, fundamentalmente separadas del mundo externo… La nueva forma de pensar es que hay mucha más permeabilidad y fluidez… nuestro cuerpo es literalmente producto del ambiente”; con ambiente Cole se refiere a las experiencias que tenemos y la percepción de las mismas. Cole cree que las experiencias positivas son capaces de “remodelar nuestra composición celular«.

El filósofo Manly P. Hall dedicó buena parte de su estudio a entender la relación entre la concentración del pensamiento y la salud del cuerpo o la capacidad del pensamiento de regular las conductas internas y externas del organismo, desde la perspectiva del budismo zen y también desde la medicina alternativa. Según Hall: “Una de las funciones principales de la mente es mantener a bajo nivel la presión o, mejor dicho, no permitir que la presión surja desde un inicio”. La presión, tensión o estrés que coarta la función natural, el crecimiento y el desarrollo físico y espiritual de un individuo. Aquí llegamos a otra «función evolutiva» de la sanación cuerpo-mente, esta vez desde la filosofía y bajo un entendimiento muy distinto. Se trata no sólo de la función evolutiva de este mecanismo de sanación, sino en general de la mente humana, el director de la orquesta. En la visión espiritual de Hall, la labor de la mente es solamente allanar el camino —hacerse a un lado— para que el impulso vital original pueda desarrollarse, siendo el hombre una especie de planta metafísica, cuyo crecimiento hacia planos más sutiles de existencia es igualmente natural y opera bajo las leyes universales de la necesidad. Bajo la perspectiva de Hall, la enfermedad no es más que la manifestación de una desviación de este mismo cauce natural-espiritual de crecimiento, con una función evolutiva también: la de llamarnos la atención a través del dolor y el sufrimiento para obligarnos a corregir y alinearnos con el camino que sigue la naturaleza, alinearnos de alguna forma con el flujo de la energía original que nos atraviesa o con el mismo destino del cual somos portadores.

Evidentemente las ideas de Hall entran dentro de lo que se llama «pseudociencia», pero decidí incluirlas en este artículo (aunque los lectores de una mentalidad estrictamente científica estarán aquí invalidando de facto lo presentado hasta ahora) como un corolario de reflexión, bajo el entendido de que en el caso de la influencia de la mente en las enfermedades y en los procesos de sanación, la ciencia ciertamente no tiene todas las repuestas y se beneficiaría de considerar las más diversas posibilidades, incluso aquellas que ponen en entredicho su paradigma dominante.

De hecho, la evidencia del placebo y de la sanación mente-cuerpo plantea ya serias preguntas al modelo materialista de la ciencia, así que sigamos preguntando sobre cómo la mente afecta el cuerpo y no dejemos de lado la pregunta filosófica de por qué la mente tiene la capacidad de hacer sanar o enfermar un cuerpo. ¿Qué nos dice este «poder» sobre la naturaleza de la materia? ¿Es acaso un signo más de que la conciencia es una propiedad fundamental del universo? Y, por otro lado, reflexionemos sobre qué nos dice esto en su última consecuencia sobre la salud, ¿acaso no mueve la responsabilidad de estar o no enfermo del azar o de la genética al individuo, dueño de sus actos y pensamientos, agente más que paciente?

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Los peores «alimentos»

Los nutricionistas señalan los peores «alimentos»:

Salame: Mezcla fatal de grasas saturadas, mucho sodio y además es ahumado, lo que es tóxico y promotor del cáncer. Este alimento tiene más desventajas que ventajas para la salud.

Jugos de frutas “naturales” en base a pulpas: Muchas personas piensan que son de fruta natural y los toman sin cuidado, pero son muy ricos en azúcar y no tienen los beneficios de la fruta. Un vaso grande (400cc) puede tener 15 cucharaditas de azúcar y fácilmente 300 calorías. Aproximadamente el 20% de las calorías totales diarias que requiere una mujer. Si en forma diaria se toma un vaso, podría generar sobrepeso paulatino.

Medias lunas: Es una masa alta en grasa y muy alta en azúcar lo que se transforma es una mezcla fatal. Si son rellenas con mermelada o manjar peor. Una unidad tiene 300 calorías en promedio.

Huevos a la ostra: a pesar de que los huevos son muy nutritivos, nunca deben comerse crudos ya que la posibilidad de contraer una enfermedad es altísima. La mayoría de los huevos tiene salmonella en forma natural, esta muere solo con la cocción adecuada, el limón no los cuece.

Queso de cabra artesanal: Es muy riesgoso por su elaboración por lo que solo lo comería si es pasteurizado, ya que de lo contrario hay riesgo de contraer listeria u otra enfermedad alimentaria.

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Tu mejor vida depende de ti

Hay muchas situaciones que pueden cambiar favorablemente en tu vida y que no dependen de los demás ni de las circunstancias, sino que dependen solamente de ti, de tu actitud, de tu manera como te relacionas con los hechos que ocurren.Según enfrentes la vida, puedes tener mayor o menor felicidad. ¡Y depende solamente de ti! No tienes que esperar a condiciones especiales de vida ni a tener más o menos tiempo disponible.

Tener buenas relaciones sociales y leer buenos libros lleva a una vida más feliz y mejor. Como sus resultados son a mediano plazo y en esta época se busca la inmediatez, podemos recurrir a otras acciones complementarias.

Aquí te explico brevemente algunos obstáculos que impiden ser felices y disfrutar de los pocos o muchos momentos que tengas de felicidad en el transcurrir de la vida.


1. La rutina. Este obstáculo es el más grande de todos y el que con mucha seguridad nos impide ser felices, cuando tu vida gira en una monotonía, donde ya no existe nada nuevo que contar ni que experimentar es donde perdemos por completo la felicidad, ya nada nos asombra ni estremece nuestro ser, vivimos en un mundo plano.

2. El Miedo. El miedo es un sentimiento que paraliza a las personas, por lo que genera en tu subconsciente un estado permanente de infelicidad, preocuparte de mas no te dará ningún beneficio, por el contrario, no te permitirá disfrutar de lo que estás viviendo en tu presente.

3. No disfrutar. Somos tan incapaces de disfrutar el momento que no vemos la felicidad que tenemos frente a nosotros por estar esperando a que mañana sea un día mejor, que si hoy me regalaron una flor mañana sea un ramo para estar más feliz. Es momento de disfrutar el presente, ser más asertivos en lo que hacemos y en lo que tenemos; no hay momento perfecto, tú lo haces perfecto.

4. Sentirte víctima. Hay personas que viven una vida donde son víctimas de todo lo que les sucede: las frases de «si sólo tuviera» o «si sólo pudiera», son sus mejores aliadas, pero vivir así no es vivir, sólo en ti está el poder de decir sí o no, en tu vida el único culpable de tu infelicidad eres tú, despierta ya, que hay un mundo maravilloso esperándote.

5. El enojo. Vivir enojados con la vida es algo que pasa cotidianamente, si algo no sale bien es porque la vida me trata mal, y como algo pasó que no me favorece entonces me enojo y culpo a otros de lo que me pasa y posiblemente peleo con quien tenga oportunidad, la finalidad es sacar ese coraje y explotar. Pero cuidado, esto no es más que un mal momento y seguro va a pasar, pero si en tu rato de enojo agrediste, insultaste o lastimaste a alguien, ten por seguro que va a quedar en el corazón de esa persona a la que le hiciste un mal día.

6. Reglas. No puedes esperar que el mundo viva de acuerdo como tú quieres vivir, las reglas que tengas en tu vida, no se adaptan a las de todo el mundo, y también es importante respetar las que tengan los demás; no porque vivas infeliz porque algo no te parece, éstas van a desaparecer o a cambiar.

7. Preocuparte de más. Es difícil no preocuparse, porque siempre habrá algo que nos genere este sentimiento, lo importante es no hacerlo de más, trabaja en esas cosas que puedes solucionar, y eso, de lo que estás consciente que no puedes cambiar, elimínalo de tu mente o, por lo menos, haz que no te afecte.

8. El odio. Odiar a alguien es un sentimiento que te afecta directamente a ti, porque posiblemente la persona odiada ni lo sepa, el odio envenena el alma y es un obstáculo que te impedirá la felicidad, si algo te lastimó, dale la responsabilidad a quien le corresponda, limpia tu alma y verás que todo tiene un color diferente.

9. Perdonar. Esta palabra es complicada, ya que no es nada fácil practicarla: podemos olvidar posiblemente, pero perdonar de corazón, no todos lo podemos lograr. Es importante identificar que si no perdonamos de corazón no nos daremos la oportunidad de estar tranquilos y en armonía con nuestro ser, ya que siempre cargaremos esas cosas que nos duelen y lastiman el alma. Hay que intentarlo y si se logra hacer, sin duda un sentimiento de paz invadirá nuestro corazón, estando brillante e irradiando felicidad para dar y recibir.

10. Pesimismo. El pesimismo, al igual que el optimismo, tienen un reflejo similar: las personas que viven con el pesimismo cargando, todo lo ven mal y sienten que sólo a ellas les pasan cosas malas, pero inconscientemente con ese pensamiento tú las estás llamando, si cambiamos los malos pensamientos por buenos, seguramente éstos llegarán, todo está en la manera en la que veamos la vida.

Si quieres cambiar rápidamente el rumbo de tu vida y ser verdaderamente feliz en poco tiempo, actúa rápido y ponte en contacto con el Instituto Internacional Círculo Aleph.

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Hay que alcanilizar el cuerpo

Hay muchos mitos sobre la nutrición y la salud que rondan en internet y aparecen regularmente en libros populares y en medios de comunicación. Uno de los más generalizados, incluso en el mundo de la nutrición basada en plantas, es la idea de que debemos esforzarnos por “alcalinizar nuestros cuerpos” para lograr una salud óptima. El exceso de acidez, como así nos dicen, es la causa raíz de cada enfermedad que se te ocurra, desde el acné hasta el cáncer. Para combatirlo, debemos microgestionar nuestra ingesta de alimentos alcalinos y formadores de ácido, e incluso tomar sustancias alcalinizantes como el bicarbonato de sodio, para hacer que nuestros cuerpos sean más alcalinos.

Para aquellos que han olvidado la química de la escuela secundaria, la acidez y la alcalinidad se miden utilizando la escala de pH, que va de 0 a 14. 0 es altamente ácido; 7 es neutro y 14 es altamente alcalino, también llamado “básico”. La escala de pH también es logarítmica, lo que significa, por ejemplo, que un pH de 3 es 10 veces más ácido que un pH de 4, y un pH de 8 es diez veces más alcalino / básico que un pH de 7.

El mito de que necesitamos “alcalinizar” nuestros cuerpos se basa en un malentendido fundamental de la fisiología humana. La pregunta que siempre hago a los clientes que se han dejado llevar por este mito es: “¿Cúal compartimiento del cuerpo crees que deberías alcalinizar?”.

Seguramente no tu estómago, que funciona correctamente a un pH ácido de cerca de 2, aumentando a 4 o 5 después de una comida. Si el estómago se vuelve menos ácido, absorbemos menos hierro de nuestros alimentos (Jacobs y Miles, 1969).

Tampoco tus intestinos. La acidez del intestino delgado y grueso (excepto la última parte del intestino delgado, que tiene un pH levemente alcalino de 7,4) se mantiene cuidadosamente mediante varias secreciones digestivas y también por microbios intestinales beneficiosos que producen ácido láctico, ácidos grasos de cadena corta y otras sustancias químicas acidificantes de los alimentos que comemos. Este ambiente ácido en realidad previene el crecimiento excesivo de organismos patógenos (que causan enfermedades) (Fallingborg, 1999).

La vagina también mantiene un pH ácido de alrededor de 4,5, gracias a un gran número de bacterias productoras de ácido láctico (Miller, Beasley, Dunn y Archie, 2016).

Este es solo un ejemplo de la importancia de mantener un pH ácido en estos compartimentos del cuerpo: Candida albicans, el hongo que causa la candidiasis cambia a una forma más virulenta y peligrosa en un ambiente neutro a alcalino (Vylkova, et al., 2011). ¡Esperemos que, para este momento, te hayas dado cuenta de que “alcalinizar tu cuerpo” no es necesariamente una buena idea!

La mayoría de las personas que vienen a mí con un diagnóstico de cáncer han leído o escuchado que “el cáncer no puede prosperar en un ambiente alcalino”. Pero las leucemias y los linfomas prosperan en el ambiente alcalino de la sangre y la linfa, que tienen un pH de cerca de 7,4. De hecho, hay reacciones químicas esenciales que sustentan la vida y ocurren en nuestra sangre continuamente, y solo pueden ocurrir en un rango estrecho de niveles de pH. Mantener el nivel de pH correcto es tan importante para nuestra supervivencia que, si cae por debajo de 7,35 o se eleva por encima de 7,45, el cuerpo despliega numerosos mecanismos de defensa (que involucran a proteínas de la sangre, fosfato, bicarbonato y los pulmones y riñones) para restablecer el equilibrio.

Cualquier cosa que sobrecargue esos mecanismos de defensa y haga que la sangre sea demasiado ácida (por debajo de 7) o demasiado alcalina (por encima de 7,7), resultaría rápidamente en la muerte.

La moraleja es que cada compartimiento del cuerpo tiene un rango de pH que es necesario para su función adecuada y que se mantiene cuidadosamente mediante una gama de mecanismos poderosos. Simplemente no puedes “alcalinizar tu cuerpo”, ni deberías esforzarte por hacerlo.

Sin embargo, puedes hacer que sea más fácil para tu cuerpo mantener sus diferentes rangos de pH óptimo al escoger opciones saludables de alimentos y estilo de vida. Por ejemplo, al consumir una alimentación basada en plantas sin procesar, rica en fibra y almidón resistente de verduras, frutas, legumbres y cereales de grano entero, le proporcionarás a tu microbioma intestinal los carbohidratos necesarios para producir ácidos grasos de cadena corta, que ayudan a mantener un pH óptimo en el colon.

Para ayudar a mantener un pH óptimo en la vagina (y, por lo tanto, prevenir la candidiasis), puedes evitar el uso de píldoras anticonceptivas orales y ciertos tipos de DIU (Kandil, Hassanein, El-tagi, & El-shirbini, 1983).

Y para ayudar a mantener el pH óptimo del torrente sanguíneo, puedes elegir una alimentación rica en alimentos alcalinos, como los vegetales (especialmente los de hojas verde) y las frutas, y limitar o eliminar los alimentos altamente formadores de ácido como el queso, la carne, el pollo y el pescado. Solo no imagines que estás “alcalinizando tu sangre”, al hacer esto. Simplemente estás quitando la carga de todos esos mecanismos de defensa que tendrían que trabajar más para mantener un pH óptimo si tu alimentación fuera alta en alimentos formadores de ácido. Y esto tiene considerables beneficios para la salud, incluyendo un riesgo reducido de enfermedad renal (Mirmiran, Yuzbashian y Bahadoran, 2016).

Así que adelante, llena tu plato o tazón con frutas y verduras que promuevan la salud —son beneficiosas para casi todos los elementos de la salud física y mental—, pero por el amor de Dios, no caigas en la noción de que estás “alcalinizando tu cuerpo”. Tu cuerpo mantendrá todos sus sistemas a niveles óptimos de pH automáticamente, sin intervención consciente.

Por Robyn Chuter, ND

Hay miles de científicos en todo el mundo, de diversas especialidades, que estudian la calidad de vida y la longevidad en la especie humana. Sus conclusiones son ya sólidas y abundantes.

El ser humano puede vivir muchos más años que el promedio actual. Se piensa que puede vivir 120 o 140 años.

Se sabe cuáles son las causas que impiden esta vida más larga. También se considera que una persona puede empezar a cualquier edad un plan para mejorar y alargar su vida.

Referencias

  1. Fallingborg, J. (1999). Intraluminal pH of the human gastrointestinal tract. Danish Medical Bulletin, 46(3), 183-196.
  2. Jacobs, A., & Miles, P. (1969). Role of gastric acid in iron absorption. Gut, 10, 226-229.
  3. Kandil, O., Hassanein, M., E.-t. A., & El-shirbini, M. (1983). Vaginal pH effects caused by OCs and various copper and inert IUDs. Contraceptive Delivery Systems, 3(187-193), 4.
  4. Miller, E., Beasley, D., Dunn, R., & Archie, E. (2016). Lactobacilli dominance and vaginal pH: Why is the human vaginal microbiome unique? Frontiers in Microbiology, 7, 1936.
  5. Mirmiran, P., Yuzbashian, E., & Bahadoran, Z. A. (2016). Dietary acid-base load and risk of chronic kidney disease in adults: Tehran Lipid and Glucose Study. Iranian Journal of Kidney Diseases, 3(119-125), 10.
  6. Vylkova, S., Carman, A., Danhof, H., Collette, J., Zhou, H., & Lorenz, M. (2011). The fungal pathogen Candida albicans autoinduces hyphal morphogenesis by raising extracellular pH. mBio, 3(e00055-11), 2.

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